

Esta situación ocurre, sobre todo, por la baja autoestima de la persona y por la obsesión de ser aceptado en el grupo a toda costa. Las consecuencias negativas de esto es que anulemos completamente nuestra personalidad sólo por ser aceptados por los demás.
Si para estar en un grupo tienes que sacrificar tu personalidad, no merece la pena formar parte de él, antes está nuestra autoestima y el aceptarnos tal y como somos.
Y es que debemos evitar a las personas cuya concepción de la amistad es adecuarse miméticamente a sus gustos y aficiones. Debes respetarte y valorarte a ti misma y de esta manera serás respetada y aceptada por los demás, y no viceversa.
Todo esto no se tiene que llevar al lado extremo y sólo hacer aquello que nos apetezca a nosotras, ya que en la amistad también hay que tener en cuenta a los demás, pero nuestra esencia no se ha de perder nunca, si esa es la intención del grupo, simplemente no es tu grupo.
Aunque muchas veces es la propia persona que, por el miedo a ser rechazado y quedarse solo/a, hace ese “sacrificio de personalidad” con tal de sentirse integrado en un grupo o comunidad. Esto no hace ningún bien a la larga, ya que, además de no desarrollar tu propia personalidad porque no la puedes mostrar, puede ocasionar trastornos y crisis de autoestima en el futuro.
Por esto, lo normal y recomendable es no tener miedo a los demás, respetarse y valorarse. De esta manera, por seguro que encontrarás al entorno adecuado.
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