

Dormir en pareja no es tan romántico como parece...
El especialista en trastornos del sueño, el doctor Neil Stanley, asegura que dormir en pareja no sólo hace que la calidad del sueño disminuya si no que, además, también influye negativamente en la relación de la pareja. El propio Stanley no duerme con su esposa y un reciente estudio, presentado en el festival British Science Association, revela que dormir mal está relacionado con trastornos pulmonares, accidentes de tráficos o laborales, depresiones y problemas del corazón.
Por todo ello, Stanley cree que las parejas deberían considerar la opción de dormir separados. Pero ¿de dónde viene la tradición de dormir juntos? Las razones que han llevado a las personas a compartir el lecho tienen que ver con circunstancias que poco o nada tienen que ver con la sociedad de hoy en día.
Por ejemplo, ni había espacio suficiente para albergar a toda la familia, cada uno en una habitación; ni se contaban con los medios suficientes para calentarlas. De hecho, aquellos miembros de la sociedad que disponían de un elevado poder adquisitivo se permitían el lujo de contar con su propio dormitorio.
¿Por qué nos resistimos a no dormir en pareja? Eliminando de la ecuación los habituales problemas de espacio, el hecho de dormir con nuestra pareja es una norma social que parece remarcar la salud de la propia pareja. Aun cuando esto no tendría porqué ser así. Es decir, que una pareja podría dormir perfectamente en habitaciones distintas debido a ronquidos u otras molestias y, no obstante, ser una pareja perfectamente sólida.
La clave de todas estas ideas reside en la posibilidad de que no estemos durmiendo bien en pareja. Si fuera así, ¿por qué no plantearse el dormir separados? Si dormimos con nuestra pareja y ambos descansamos a la perfección no se debe cambiar nada.
¿Qué os parece a vosotras?, ¿pensáis que dormir en pareja puede ser perjudicial para la salud?