Y es que el amor va madurando a lo largo del tiempo, y es necesario algo más para mantener un relación y que sea lo más duradera posible.
Cuando empezamos con el chico que nos gusta, tenemos que ver si además de esa atracción mutua existe algo más que pueda hacer madurar esta relación.
Una de las claves es saber si tenéis cosas en común, porque aunque al principio no le des tanta importancia, será esencial a largo plazo. Si no tenéis puntos en común poco a poco se irá enfriando la relación y llegará a su fin.
También puede haber barreras de ámbito familiar. Aunque es cierto que una relación es cosa de dos, el entorno familiar es algo que influye y muchas veces de manera determinante para continuar o no con una relación. Es importante tener una relación cordial con ambas partes, para hacer así más llevadera la vida con nuestra pareja.
Si se diera el caso de una mala relación con la familia de nuestro novio, pueden ocurrir dos cosas:
- que seamos su prioridad y no exista una influencia de la familia en ese aspecto, con lo que no habrá problema en el terreno sentimental.
- que ponga como prioridad a su familia. Normalmente en esta situación se hace imposible seguir.
Por otro lado, puede existir el caso contrario, que esa persona lo tenga todo para enamorarnos, y sin embargo, lo veamos como un amigo. Y es que también es necesaria que exista una química especial. Sin eso, es difícil que se consiga una relación de amor real.