No podemos predecir la reacción que va a tener esa persona al vernos, por lo que nuestra inseguridad se duplica. Es muy probable que vengan a nuestra mente preguntas como “¿le gustaré?”, “¿me gustará él”, ¿de qué hablaremos?” o “¿y si no somos compatibles?” Está claro que las citas a ciegas pueden crearnos una ansiedad que nos impida disfrutar de la experiencia.
Consejos para superar una cita a ciegas
Para solventar todos estos problemas es recomendable seguir una serie de consejos que nos permitirán afrontar el encuentro de una cita a ciegas de una manera tranquila y madura.




1. ¿Dónde quedamos? Es importante que sea un lugar tranquilo, sin demasiado ruido, donde podáis hablar con calma y conoceros bien. Una cafetería, por ejemplo, sería un entorno muy adecuado para una cita de este tipo. Es aconsejable, además, que conozcas la zona en la que está ubicado este sitio de encuentro, para que te sientas segura y no sumes aún más nervios a la situación.
Evita por encima de todo los ambientes íntimos. Olvídate de citarle en tu casa o ir a la suya, pues de esta manera incitamos a la otra persona a pensar que queremos pasar al siguiente nivel demasiado rápido. Descarta también lugares como restaurantes románticos o el cine.
2. ¿Cuándo quedamos? Queda terminantemente prohibido quedar demasiado tarde. La hora de la merienda es ideal para una cita a ciegas, ya que nos da oportunidad de hablar con la otra persona durante horas si finalmente congeniamos con ella, o por el contrario, de irnos fácilmente si así lo deseamos, sin necesidad de esperar a un taxi o depender de que alguien nos lleve. En este sentido, la puntualidad es muy importante, pues llegar tarde es símbolo de mala educación y falta de interés por la otra persona.


3. ¿Qué me pongo? Debemos vestir discretas y sin arriesgar, de una forma sencilla pero no demasiado informal. De momento no conocemos bien a esa persona y es mejor mostrarnos cautas. Tenemos que ir cómodas, sin demasiado escote, faldas muy cortas ni grandes tacones. Con unos jeans y una camisa o un vestido informal bastará para causarle una buena impresión.
4. ¿De qué hablamos? Hay temas que no debemos sacar a relucir, como el de nuestras ex parejas, los ideales religiosos o los políticos. De la misma manera es mejor no contarle nuestras intimidades, pues apenas conocemos a esa persona y aún no tenemos suficiente confianza. Tampoco es bueno que centremos la conversación en nuestras penas y sufrimientos, sino que para empezar lo más conveniente son los temas divertidos.
Asimismo, no es bueno que la conversación gire en torno a uno de los dos. Ambos deben expresarse por igual, dando a conocer sus gustos, ocupaciones, hobbies e ideales. Podemos hablar de cine, libros, música, trabajo, comida… El objetivo es encontrar puntos en común. Pero no tenemos que asediarle con demasiadas preguntas o terminaremos por agobiarle: dejemos que la conversación fluya.


5. ¿Debo mentir para gustarle? Si lo que buscamos es una relación seria, por supuesto que no. Si esa persona nos gusta y tienen lugar más citas, no tardará en descubrir que le hemos mentido, y entonces nos rechazará por completo.
6. ¿Y si me gusta? Entonces nada más fácil que intercambiar los teléfonos y concertar una segunda cita, siempre y cuando él sienta lo mismo, por supuesto. De esa manera podremos conocernos bien y saber si lo nuestro tiene futuro.
7. ¿Y si quiero irme? Si no congeniamos con esa persona, podemos, por educación, aguantar hasta el final de la cita y despedirnos amablemente, aunque jamás volvamos a verle. Otra cuestión es si él tiene una actitud desagradable hacia nosotras; entonces no tenemos por qué sentir reparo en levantarnos e irnos. Ante todo, no debemos dejar que nos falten al respeto.
8. ¿Podré volver a confiar en una cita a ciegas? Claro. Que esta vez no haya funcionado no quiere decir que siempre vaya a ocurrir lo mismo. Lo importante es que nos mostremos abiertas a conocer a más gente; quién sabe dónde podemos encontrar a nuestra media naranja.