¿Cómo funciona la cronoalimentación?
Todo ello se sustenta sobre una explicación científica. Nuestro organismo necesita seguir un ciclo biológico para asimilar todos los nutrientes que consumimos. Se dice que desde las 05:00 h a las 17:00 h los utilizamos para llevar a cabo un gasto energético, mientras que el resto del día son almacenados. Este hecho nos indica que debemos realizar comidas fuertes hasta el mediodía, dejando los alimentos ligeros para la tarde y la noche.
En realidad, se trata de una cuestión de sentido común. Si tras comer guardamos reposo engordaremos más, por lo que hay que evitar la ingesta de alimentos muy calóricos antes de ir a dormir. De esta forma, la cronoalimentación propone consumir el 60% de la comida antes del medio día, dejando para la tarde y la noche el 40% restante. A partir de las 21:00 h, debería estar prohibido cualquier alimento.
Claves de la cronoalimentación
Entre las reglas claves de esta dieta encontramos que tenemos que limitar los hidratos de carbono a las horas de la mañana. Si durante este período consumimos alimentos ricos en glucosa e hidratos de carbono, nuestro organismo mantendrá estables los niveles de los mismos durante el resto de la jornada, por lo que no será necesario ingerir más cantidad. Además, de esta forma saciamos nuestra sensación de hambre.
Sin embargo, es mejor reservar el chocolate para la tarde, ya que estimula la aparición de melatonina, una hormona que favorece la relajación y el sueño. Aunque por lo general, debemos ingerir por la tarde los alimentos ricos en proteínas, con el fin de que reparen nuestros tejidos internos.
Por otro lado, es fundamental que tomemos las grasas saturadas por la mañana (queso, fiambre, dulces...), ya que quemaremos estas calorías a lo largo del día. Para la noche se recomienda tomar alimentos ricos en ácidos grasos Omega 3, ideales para estimular la reparación celular durante las horas de sueño; la leche y el huevo son ideales para ello.
Es fundamental que hagamos un mínimo de tres comidas diarias, aunque se aconseja repartir estas raciones en cinco veces, reduciendo el número de calorías en cada una de ellas. Si nos saltáramos alguna o, de lo contrario, picoteáramos entre horas, romperíamos el biorritmo de nuestro cuerpo impidiendo su buen funcionamiento. Tendemos a ignorar el desayuno y la merienda, sin darnos cuenta de que son imprescindibles para reducir el hambre a la hora de la comida y la cena.
Sin embargo, y a pesar de tratarse de un método no dañino para la salud, se recomienda consultar a un profesional antes de comenzar a seguir este tipo de dieta, ya que dependiendo de las características de cada persona puede resultar ineficaz.
¿Te animas a hacer la dieta de la cronoalimentación? Si es así comparte con nostros si te ha dado buen resultado o no.
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