Pero esto no siempre es así, sino que hay diversos síntomas y señales que pueden ayudarnos a saber con seguridad si nuestro pelo está sano o si por el contrario necesita cuidados especiales para recuperar su salud. Todo lo que tendrás que hacer para saberlo es observar el grosor, el color y la textura de las raíces y puntas de un cabello que previamente hayas arrancado de la parte superior de tu cabeza. A continuación te mostramos cómo.
Dobla el pelo arrancado de tal forma que la punta y la raíz del mismo queden en paralelo. Si su grosor es menor en las puntas, es señal de que está seco y debilitado, por lo que deberás cuidarlo con productos especialmente diseñados para cabello seco o dañado que hidraten la fibra capilar en profundidad. Respecto al color, una pérdida de la intensidad del color en la punta (en comparación con el de la raíz), significa falta de hidratación, lo que puede provocar la aparición de puntas abiertas y un exceso de electricidad.
La solución a esta falta de hidratación está en las mascarillas, acondicionadores sin aclarado y serums especiales para reparar las puntas abiertas sin necesidad de cortar. Por último, fíjate en la textura: si es más brillante la raíz que la punta y su tacto es áspero, es signo de que la cutícula está débil. Los numerosos tratamientos y productos a base de keratina líquida son los mejores aliados para reparar la cutícula.
Otra prueba sencilla que puedes realizar para valorar la salud de tu pelo es sostener entre los dedos pulgar e índice un mechón, deslizando a su vez los dedos de la otra mano de arriba hacia abajo. Si está sano tus dedos se deslizarán con suavidad.
Una vez conocido el estado de tu cabello, sólo tendrás que buscar el mejor tratamiento y productos para su cuidado.
