

Desde pequeños se nos inculca, a ambos sexos, que lo “correcto” es madurar junto a una pareja y formar una familia. Puede que por ello muchas mujeres (pues la sociedad suele ser más injusta con ellas) se sientan presionadas y prioricen la búsqueda o el mantenimiento de una relación, incluso aunque ésta sea dañina, y la interpongan a su propio bienestar.
Este problema las empuja a soportar hombres a su lado que no les aportan nada y a tomar decisiones erróneas con tal de no quedarse solas, sin darse cuenta de que esto no hará más que intensificar su sensación de soledad.
El miedo a esta soledad es más fácil de vencer de lo que muchas veces se cree. Sólo tienes que pensar en los beneficios de la soltería; puedes aprovechar estos momentos para conocerte mejor a ti misma, así como para fortalecer tus amistades y hacer algunas nuevas. Puedes considerar este período sin pareja como una buena oportunidad para hacer cosas que siempre has querido.
Por ejemplo, podrás organizar tu tiempo con mayor libertad y no dependerás de nadie para hacer tus planes. Puedes buscar nuevos hobbies, organizar viajes, salidas, fiestas en tu casa… todo ello con gran independencia.
Además, debes darte cuenta de que en realidad no estás sola. Hay mucha gente a tu alrededor que puede ayudarte, como familiares y amigos. Es cierto que tener una pareja es algo que te hace sentir más completa, más optimista y más querida, pero estar sola te aportará un aprendizaje único que te será útil el resto de tu vida. Una vez que aprendas a estar sola, sabrás convivir en pareja; sólo tienes que esperar a que aparezca la persona perfecta para ti.
Fuente Imagen por Ed Yourdon