La alimentación de la madre durante este tiempo es un factor fundamental que tiene gran influencia sobre el crecimiento y desarrollo fetal, ya que -desde el punto de vista nutritivo- el feto depende totalmente de la madre.


Actualmente existe evidencia científica sobre la utilidad del consumo de vitaminas para las gestantes.
Sin embargo, es común encontrar a embarazadas poco dispuestas a acudir a los mismos. Aún así, es preciso informarse acerca de los complementos alimenticios que son tan importantes en este ciclo. El consumo de vitaminas antes y durante el embarazo es una realidad que se ha vuelto más común.
Según la página guiadesuplementos.es: el ácido fólico, el hierro, el omega 3 y las vitaminas C, D y B12 son algunos de los nutrientes especialmente indicados para las embarazadas. A continuación conoceremos un poco más de ellos:
-El ácido fólico: A partir del año 1999 quedó demostrado sobre la utilidad del ácido fólico como preventivo de los llamados defectos del tubo neural (DTN). El ácido fólico garantiza un embarazo saludable y logra disminuir el riesgo de cualquier tipo de DTN del bebé y otro tipo de malformaciones, como defectos cardiacos y urinarios, hidranencefalia y labio leporino.
La acelerada división celular que se genera en el feto y el mayor nivel de pérdidas mediante la orina crea la necesidad de reforzar la ingesta de este nutriente. Su consumo debe darse antes y después de la concepción, y en los primeros meses del embarazo.
Pasado el primer trimestre pierde su efecto de prevenir posibles anomalías congénitas, debido a que el tubo neural se cierra antes del día 28 de gestación. La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda 0,4 mg al día de ácido fólico.


-El hierro: antes de su consumo es necesario acudir al médico a realizarse un estudio para medir los niveles, debido a que una sobredosis del mismo puede ocasionar estreñimiento y estrés oxidativo. Este nutriente se encuentra en alimentos como la carne roja, el pollo, el pescado, las nueces, legumbres, frutas, verduras y los granos, sin embargo, una de las deficiencias más comunes en el embarazo es el hierro.
Esto se debe a que las embarazadas deben cubrir sus propias necesidades y la del feto, por ello necesitan consumir cantidades extras de hierro. Para cubrir estas carencias se puede tomar hierro en forma de cápsulas, tabletas, polvo u otros suplementos vitamínicos, bajo la prescripción y control del médico.
-El omega 3: se encuentra en los alimentos de origen vegetal, como el aceite de lino, frutos secos, semillas de calabaza y de cáñamo, además en los pescados como el salmón, atún, trucha y en algas marinas. Cumple un papel fundamental en la regulación de la presión sanguínea, en la normalización de los niveles de triglicéridos en la sangre y el mejoramiento de la inmunidad. Durante el embarazo, reduce el riesgo de un parto prematuro, mejora la función cognitiva y neurológica en el bebé y favorece su desarrollo cerebral.
Durante la elección del suplemento es recomendable asegurarse que sea un triglicérido o fosfolípido, y no que se haya sometido a altas temperaturas, todo debe estar bajo el asesoramiento de un especialista.
-Vitaminas C, D y B12: la vitamina C es saludable. La recomendación durante el embarazo es de una dosis de 70 mg, el exceso de esta vitamina puede traer complicaciones en el desarrollo de la gestación. Por esta razón debemos buscar un control médico. La vitamina D ayuda a absorber el calcio en el cuerpo y se obtiene a través de la exposición a la luz solar. Es necesario revisar los niveles para garantizar huesos fuertes y sanos para el bebé.
Finalmente, la vitamina B12 tiene amplia funciones en el organismo como la mejora del sistema nervioso y cardiovascular.