

A pesar de que un porcentaje considerable de la población tienda a asociar el uso de las gafas de sol única y exclusivamente durante los meses de verano, la bajada de las temperaturas y cielo nublado propio del otoño e invierno no libran a nuestra piel ni nuestros ojos de los efectos perjudiciales del sol.
Cuando nos exponemos a la luz solar, esta última incide directamente sobre nuestra piel, atacando nuestras células cutáneas y contribuyendo, tras una exposición prolongada, al envejecimiento prematuro de nuestro cuerpo, una huella que se manifestará antes de tiempo en forma de arrugas o manchas como las hojas otoñales desprendidas de las copas de los árboles.


En el caso de los ojos, las radiaciones solares pueden provocar en nuestro interior reacciones químicas muy diversas que terminen por degenerar la capacidad para responder a estímulos visuales y, en los casos más extremos, la destrucción de nuestras células.
Todos estos efectos conllevarán la pérdida de visión total o parcialmente. Este daño generado sobre nuestros ojos no lo apreciamos porque no existen receptores de dolor en la retina, que nos puedan dar la voz de alarma al respecto, de tal manera que hasta después de un período de tiempo más prolongado no notaremos los efectos visuales de dicha exposición.
Por esa misma razón, por ejemplo, las gafas de sol oakley se convierten en nuestro más fiel compañero para actuar de escudo frente a la luz solar. A la hora de adquirir este tipo de complementos en el mercado, hemos de optar por los modelos de mejor calidad.
Para ello, por ejemplo, si tienes los ojos claros y, por lo tanto, más sensibles al sol, debes decantarte por unas gafas con lentes de color más oscuro porque disminuyen la intensidad de la luz.


De entre los diferentes modelos, hemos de apostar por las gafas de sol polarizadas porque su nivel de protección es mayor al de otras clases de gafas. Además, a la hora de conducir nuestro vehículo, por ejemplo, anularán el reflejo del asfalto y reducirán la intensidad de la luz solar, que tan amenazante puede presentarse en este tipo de situaciones.
En el caso de que te decantes por gafas de sol de baja calidad, normalmente dotadas de lentes fabricadas a base de plástico y no de cristal, teniendo en cuenta que no es la alternativa a considerar, es mejor elegir las de espejo, ya que el sol rebota y no se verán tan deterioradas ante la acción del sol.
Finalmente, en lo referente al precio de este tipo de gafas es aconsejable consultar con un especialista en la materia para determinar si vas a necesitar elementos complementarios como antireflectantes o fotocromáticos, unos accesorios extra que aumentarán el coste de tus gafas.


En cualquier caso, siempre es mejor optar por gafas de sol de calidad, con lentes de cristal y polarizadas si realmente queremos reforzar la protección de nuestros ojos. Aunque el día esté cubierto de nubes, siempre que puedas, recuerda llevar contigo unas gafas de sol por el bien de tu salud ocular.
¿Y vosotros?; ¿también soléis llevar gafas de sol en otoño?