James Mathew Barrie no erró al retratar su emblemático personaje de Peter Pan como un niño que se negaba a crecer, mientras vivía en su mundo de ensueño, bautizado con el nombre de Nunca Jamás.
Este universo alternativo propuesto por dicho cuento de hadas es al que muchos jóvenes hoy en día, especialmente varones, desearían acudir para no madurar y dejar a un lado sus responsabilidades.
Desde que la revista Time lanzase el titular hace unos años que rezaba "¿Crecer?, No gracias", el llamado síndrome de Peter Pan se ha convertido en un término empleado en el ámbito psicológico para referirse a todas aquellas personas que se niegan a aceptar las responsabilidades que conlleva su vida adulta.
El complejo de Wendy
Posiblemente muchas de vosotras habréis escuchado este síndrome, pero, ¿y el complejo de Wendy? Se podría decir que es la contraposición del anterior.
Solo hemos de fijarnos en la fiel amiga y compañera del joven que no quería crecer para darnos cuenta de en qué consiste tal síndrome. La joven Wendy asume todos los riesgos y responsabilidades que Peter Pan no es capaz de llevar a la práctica.
A pesar de que siempre permanece al margen, Wendy es la que se encarga de proteger a los niños, darles su cariño y es la que, con sus esfuerzos, hace que Peter Pan termine triunfando.
Con tal caracterización, no es desdeñable pensar que el que padece el síndrome de Wendy siente la extrema necesidad de satisfacer y atender las necesidades de los demás, ya sean familiares, pareja o amigos, todo por sentirse más querido.
Los psicólogos estiman que esta conducta se debe al miedo a ser rechazados por terceros y al abandono.
Cómo son las personas con síndrome de Wendy
De entre los síntomas que caracterizan a este complejo destacamos los siguientes:
-Para las que padecen el síndrome de Wendy, el amor se presenta como un auténtico sacrificio. Este tipo de personas se resignan al desgaste o deterioro sobre su propio bienestar que pueda suponer el cuidado de una persona.
-Estas personas son tan perfeccionistas que el mero hecho de errar en algo relacionado con el cuidado o satisfacción de los demás le llevará a sentirse culpable.
-Por lo general, insiste en todo momento en hacer las responsabilidades que le corresponden a otra persona, por el mero hecho de sentirse querido o atendido por el otro.
-Dependerá en todo momento de la aceptación de los demás, de forma que si en alguno de los círculos por donde se mueve no es aceptado, se sentirá mal consigo mismo.
-Marginando su propia felicidad, se alejará en todo momento los conflictos e intenta hacer feliz a otra persona.
-Se disculpan por todo aquello que no han hecho o que no han llevado a la práctica de forma correcta. Para el tratamiento del síndrome de Wendy es fundamental que la persona reconozca el problema y modifique su conducta para emprender relaciones más saludables con terceros.
Por medio de terapias cognitivas se intenta ayudar a la persona a que se percate de que con su miedo a ser rechazado no conseguirá meta alguna, al mismo tiempo que se le enseñará a desarrollar habilidades interpersonales como aprender a decir "no" o delegar tareas.
¿Conoces a alguien que tenga el síndrome de Wendy?