

El paso del tiempo es el responsable de la pérdida de colágeno, ya que en el organismo se producen pérdidas anuales de esta proteína (sobre todo a partir de los 25 años), que conllevan la aparición de problemas en la piel, uñas y cabello, así como las articulaciones. Las alteraciones de la piel se presentan en este caso mediante marcas de expresión, arrugas, flacidez y celulitis.


Colágeno: ¿para qué sirve?
Para evitar las consecuencias de una pérdida prematura de colágeno, debemos mantener una serie de cuidados, comenzando por incluir en nuestra dieta alimentos ricos en proteínas (pollo, pavo, pescado, huevos, lácteos…), frutas con alto contenido en vitamina C (naranjas, pomelos, limones, fresas, grosellas, ciruelas, moras, kiwis y arándanos, entre otras), vegetales ricos en vitaminas C y K (tomates, espinacas, pimientos, col, coliflor y berenjenas) y alimentos que contengan ácidos grasos omega 3, entre ellos el salmón, las nueces y los anacardos. Todos ellos son muy beneficiosos para estimular la producción natural de colágeno en el organismo.
Disminución de colágeno
La cosmética también ayuda a combatir los efectos de la disminución de colágeno en la piel. Estos tratamientos dermatológicos (cremas, sérums, geles, mascarillas, etc.), hidratan en profundidad la epidermis, ayudando a las células a mantener una proporción adecuada de agua en su interior; se aconseja su uso a partir de los 25 años de edad, para prevenir el envejecimiento prematuro y la pérdida de elasticidad, firmeza y suavidad de la piel.


Estos productos cosméticos, existentes en numerosas marcas y adaptados para todo tipo de pieles, deben contener colágeno puro natural hidrolizado para que garanticen la máxima eficacia en la regeneración de los tejidos, consiguiendo así asombrosos resultados.