Procede del chirimoyo, árbol de la familia de las Anonáceas, y es originaria de Ecuador y Perú, entre los 1.000 y los 2.000 metros de altitud. Actualmente se cultiva en todo Centroamérica, en el sudeste asiático y en los países mediterráneos. Además, gracias a los avances en la industria podemos disponer de esta fruta durante todo el año.
Beneficios de la chirimoya para la salud
La chirimoya destaca por su gran valor nutricional. Es especialmente rica en vitamina C, lo que le aporta propiedades antioxidantes que ayudan a neutralizar los radicales libres y a desechar determinadas sustancias tóxicas. Además, fortalece el sistema inmunitario, reduciendo la tensión arterial y con ello el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Esta vitamina también nos ayuda a mantener sanos los cartílagos, huesos y dientes, favorece la absorción del hierro y combate el estreñimiento.


Su elevado nivel de hidratos de carbono hace de la chirimoya una fruta de gran valor energético, pues contiene glucosa, esencial para mantenernos activos. Asimismo, aporta minerales como calcio, fósforo y hierro, así como vitaminas del grupo B y A. Es por todo esto que es muy aconsejable en niños que estén en pleno crecimiento y en personas que sufran enfermedades crónicas.


El potasio es otra de sus sustancias más beneficiosas, pues se encarga, junto con el sodio, de regular el equilibrio ácido-base y la concentración en agua en sangre y tejidos. Esto nos ayuda a controlar las contracciones musculares y los impulsos nerviosos, lo que influye notablemente en las actividades cardíacas. Esta acción equilibradora del sistema nervioso convierte a la chirimoya en un excelente ansiolítico y tranquilizante.
Otra de sus grandes ventajas es su contenido en fibra, que confiere a esta fruta propiedades laxantes. La fibra también contribuye a eliminar el colesterol malo y a regular la flora intestinal, ayudando a una buena digestión y dilatando el tiempo de asimilación de los azúcares.


La chirimoya es muy recomendable en dietas de adelgazamiento, ya que tiene un importante efecto saciante y es muy fácil de digerir. Por ello, es recomendable también para personas convalecientes, ancianos, niños y embarazadas. No obstante, se desaconseja para las personas con insuficiencia renal (tiene un alto contenido en agua).
La mejor forma de consumir esta fruta es sola y al natural, pues es así cómo conserva todos sus nutrientes. No es recomendable comerla tras una comida copiosa, ya que puede producir una reacción de indigestión, con sus consecuentes molestias, como dolor o gases.
Recetas con chirimoya
Sin embargo, a continuación presentamos una receta sabrosa y saludable de crema de chirimoya, fácil de realizar, baja en calorías y muy digestiva.
Receta de crema de chirimoya
Ingredientes:
- 1 o 2 chirimoyas (dependiendo de la cantidad que queramos hacer, aunque 1 chirimoya nos da para cuatro raciones).
- Nata líquida
- Leche
- 1 hoja de gelatina neutra
- Azúcar


Elaboración:
Cortamos las chirimoyas por la mitad y quitamos sus pepitas con una cuchara y mucha paciencia. Después, batimos el interior de la fruta en una batidora o robot de cocina, hasta obtener una masa homogénea.
A su vez, calentamos en un cazo unos 150 ml. de leche, 100 ml. de nata líquida (en el caso de usar sólo una chirimoya) y una cucharada de azúcar. Cuando el conjunto empiece a cocer, añadimos la chirimoya triturada y removemos un par de minutos más. A continuación retiramos del fuego y dejamos templar.
Metemos la crema obtenida en la nevera durante al menos 4 horas. Podemos servir con alguna guarnición, como uvas blancas o pasas.