¿Por qué nos cuesta afrontar los cambios?

Cuando algo cambia en nuestra vida, normalmente sentimos miedo, inseguridad y estrés, incluso cuando el cambio es supuestamente positivo. Esto ocurre porque el ser humano valora enormemente la estabilidad, y rige su vida, en la mayoría de los casos, por la rutina. Cualquier modificación en la misma supone un enfrentamiento hacia lo desconocido.

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jueves, 28 noviembre, 2013

Desde cambiar la ruta para ir a trabajar hasta decidir tener un bebé; son cambios evidentemente muy distintos entre sí, pero todos tienen algo en común, y es que exigen que nos adaptemos a ellos. De ahí la ansiedad que puedan causarnos, pues vemos cómo la comodidad a la que estábamos acostumbrados desaparece.

¿Qué nos pasa frente a los cambios?

Quizá ese cambio sea deseado y mejore nuestra vida, pero la realidad es que no podemos evitar sentir cierta inestabilidad. Hay personas que sobrellevan esto mucho mejor que otras, y ésas son las personas optimistas. Éstas aceptan con mayor facilidad que los cambios forman parte de nosotros, de nuestra naturaleza.

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De hecho, debemos concebirlos no como dificultades, sino como oportunidades para mejorar. En las crisis es donde tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos, y no dejarnos vencer por el miedo o la inseguridad. Es una tarea muy complicada y conlleva mucho esfuerzo, pero es de vital importancia que sigamos adelante aunque nuestra vida dé un giro negativo.

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Un ejemplo de cambio radical en nuestro entorno es la pérdida de un ser querido, una de las experiencias más duras y difíciles de asumir. En esos momentos nos sentimos sin fuerzas para afrontar lo que acaba de pasar, y creemos que nunca podremos volver a reír. Es completamente normal sentir esto al principio, debemos darnos un tiempo para reflexionar y recuperarnos, sin presiones, a nuestro ritmo.

Todo esto, por supuesto, sin llegar a abandonarnos por completo, pues de ese modo jamás remontaremos. La solución a este conflicto depende mucho de las circunstancias en las que se haya producido la pérdida; en muchos casos, para afrontarla es necesario acudir a un psicólogo. De no ser así, pensar a menudo en los buenos momentos vividos con esa persona y en todo el amor que se llevó de nuestra parte es un buen método para superarlo.

¿Por qué nos cuesta afrontar los cambios?

Mucho menos traumática es una separación sentimental, pero aún así, cuesta asumirla, especialmente si se trata de una relación duradera y con hijos de por medio. Cuando pasamos por una separación de este tipo sentimos que se va una parte muy importante de nuestra vida y que tenemos que comenzar de cero. Y eso es precisamente lo que hay que hacer: asumir que esa persona no era para nosotros y continuar buscando el amor, sin culpabilizarnos por nada ni dejar que nuestra autoestima decaiga.

Otra de las grandes facetas en la que buscamos estabilidad es en el ámbito laboral. Perder nuestro puesto de trabajo (y más teniendo en cuenta la grave crisis en la que el país está sumido desde hace años) puede suponer un importante drama, especialmente si el resto de la familia depende de nuestro sueldo.

Hasta ahora nos hemos centrado más bien en el aspecto negativo de los cambios, pero lo irónico es que cuando nos sucede algo bueno tampoco podemos evitar sentir miedo. Siguiendo con el ejemplo del trabajo, si consiguiéramos uno tras un tiempo en el paro lo aceptaríamos con alegría, pero también con la inseguridad de no estar a la altura.

¿Por qué nos cuesta afrontar los cambios?

 

Lo mismo ocurriría con el inicio de una nueva relación; tendríamos miedo de que no saliera bien o de ser dañados por la otra persona. Asimismo, el nacimiento de un bebé, por muy deseado que sea, es un cambio tan drástico en nuestro día a día que llega a asustar mucho.

De esta forma, vemos cómo la mejor manera de afrontar los cambios, tanto los positivos como los negativos, es mirarlos con optimismo y no tener miedo a las oportunidades que la vida nos pueda ofrecer.

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