¿Por qué dejamos de creer en nuestros sueños?

Cuando somos niños tenemos la capacidad de soñar sin límites, de creer que todo es posible y de que seremos capaces de hacer lo que nos propongamos, sin obstáculos, límites, vergüenza o temor al qué dirán.

0 comentarios
viernes, 30 noviembre, 2012

Además, los más pequeños poseen mucha más creatividad, energía, motivación, imaginación y capacidad de improvisación, lo que les permite creer en lo increíble y llevar a cabo todos sus planes sin necesidad de preocuparse sobre si se pueden o no realizar ni el cómo llegarán a hacerlo, sino que simplemente saben que terminarán alcanzando sus sueños sea como sea.

Sin embargo, al llegar a la edad adulta, la mayoría de nosotros olvidamos en gran parte los sueños que anhelábamos realizar en nuestra infancia. Las responsabilidades que vamos adquiriendo, los problemas dentro de la familia, con los amigos, las parejas, el trabajo, las limitaciones de tiempo y la caída en una rutina de la que vemos muy difícil salir, son algunos de los factores que hacen que pasados los años veamos estos sueños como algo inalcanzable.

Nos damos cuenta entonces de todos los planes e ilusiones que dejamos atrás y vemos que se ha esfumado la capacidad de sorprendernos, de ilusionarnos, de aprovechar y disfrutar cada momento como si fuera el último, y en definitiva la alegría de comenzar cada nuevo día preguntándonos qué aventuras nos esperarán a la vuelta de la esquina.

Y es que la espontaneidad, la sensibilidad y disfrutar con las pequeñas cosas que encontramos en nuestro camino, suelen asociarse a personas excesivamente infantiles, que deciden comportarse como niños para rehuir de las responsabilidades propias de la vida adulta. Pero, contrariamente a este pensamiento, recordar los anhelos de la infancia y tratar de hacerlos realidad tal y como de niños habíamos imaginado, enriquece nuestra salud y nuestra motivación, evitando en cierto modo que caigamos en la monotonía o la depresión.

En realidad, deberíamos conservar la ilusión, la inocencia y las ganas de vivir propias de los más pequeños, ya que siempre estaremos a tiempo de recobrar todo aquello que alguna vez deseamos, sin dejar por ello a un lado las responsabilidades que como adultos hemos adquirido a lo largo de nuestra vida.

Contenidos relacionados

  • Conseguir el equilibrio mental y físico

    Aquí te presento una nueva oportunidad para conseguir el equilibrio en el nuevo año y encontrar orientación, sabiduría y consejos para mejorar día a día. Toma nota de estos interesantes libros. Corazón y mente de Valentín Fuster y Luis Rojas Marcos Los consejos de salud de dos grandes especialistas internacionalmente reconocidos «Mente sana en cuerpo sano» es una afirmación universal que Valentín Fuster, cardiológico e investigador de prestigio, y Luis Rojas Marcos, eminente psquiatra, han hecho suya tras muchos años de experiencia. En esta obra los autores reflexionan sobre la necesidad de escuchar los mensajes que nos mandan nuestro cuerpo y nuestra mente si queremos conservar la salud y mejorar nuestra calidad de vida. Esta es la trayectoria de los autores del libro: Valentín Fuster (Barcelona, 1943) es presidente de la Federación Mundial del Corazón. Sus investigaciones le valieron el premio Príncipe Asturias. Luis Rojas Marcos (Sevilla, 1943) es profesor de Psiquiatría de la Universidad de Nueva Cork y miembro de la Academia de Medicina de la misma ciudad. Nunca renuncies a tus sueños de Augusto Cury Este libro es una puerta ab...


  • Cómo alcanzar tus metas personales

    Son muchas las ocasiones en las que sentimos falta de satisfacción con nosotros mismos, con nuestro trabajo, pareja, familia, situación económica… Esto da lugar a la aparición de la frustración, sentimiento que generalmente nos llega a impedir luchar por las metas que nos habíamos propuesto. La frustración se debe a distintos factores en cada persona, y cada uno de nosotros tenemos diferentes reacciones ante la misma, siendo más susceptibles unos que otros a esa sensación que la mayoría de las veces viene dada por un exceso de exigencia por parte de la familia, el entorno laboral, la sociedad, etc. Cuando alguien ha vivido numerosas situaciones frustrantes (no ascender en el puesto de trabajo o rendir en los estudios, no estar a gusto en su relación de pareja o con la familia…), éstas se van acumulando de alguna forma en su pensamiento, llegando a sentir desesperanza, rabia, depresión e incluso ira al ver que no consiguió alcanzar los objetivos que se propuso. Estos sentimientos pueden hacer creer a esta persona que terminará fracasando una y otra vez como ya sucedió en el pasado, lo que le impedirá ilusionarse con nuevos proyectos. Otras vece...


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *