Todo el mundo pasa por etapas más y menos felices a lo largo de su vida, pero una persona se convierte en victimista cuando hace de este estado algo rutinario.
¿Por qué aparece el victimismo?
Existen varios motivos por los que estas personas pueden tomar esta actitud. Una de las más corrientes es tratar de llamar la atención y conseguir la compasión de los demás mediante sus quejas y llantos. De esta forma consigue conmover a su interlocutor, empujándole a decir lo que quisiera oír y a que le dé la razón. La persona victimista traslada esta actitud a todos los aspectos de su vida, comportándose de la misma forma en el trabajo, con los amigos y la familia.
El victimismo es un claro síntoma de inseguridad, pues muchas veces buscan sentirse protegidos por los demás, algo que pretenden lograr “dando lástima”. Para ello llegan incluso, algunas veces inconscientemente y otras con premeditación, a distorsionar la realidad. Exageran la situación hasta el punto en que no distinguen realmente qué es lo que les ha sucedido, de manera que se sumergen en una espiral de autoengaño de la que les será muy difícil escapar.
Explicar los problemas que tenemos a nuestras personas de confianza es una forma de desahogarnos, lo que nos ayuda a sobrellevarlos. El victimismo aparece cuando utilizamos este método ante cualquier pequeño obstáculo que se nos presente. Esto nos causaría graves consecuencias para nuestra vida social, pues alejaríamos a la mayoría de la gente de nosotros.
Estas personas creen que no existe solución posible para sus problemas, y rechazan cualquier idea contraria a esta premisa. Para ellas la desesperación, los lamentos y la tristeza constituyen su forma de vida, lo que puede llegar a dañar su salud mental y física.