Mujeres artistas; Carilda Oliver Labra

Cubana de nacimiento, Carilda Oliver Labra nació el 6 de julio del año 1922, en la ciudad de Matanzas. En la Universidad de La Habana obtiene el título de Licenciada en Derecho Civil. Además de ejercer su profesión como abogada en su ciudad natal, trabajó también en la biblioteca pública Gener y del Monte, de Matanzas, y fue profesora dictando cursos de dibujo, pintura y escultura.

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liudmila
miércoles, 7 octubre, 2009

Por su poema Canto a la bandera, obtuvo en 1950 el Primer Premio y Flor Natal en el Concurso Nacional de Poesía. Por su libro Al sur de mi garganta obtiene el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación. Además fue la ganadora del Premio Nacional en el Certamen Hispanoamericano que fuera organizado por el Ateneo Americano de Washington en conmemoración al tricentenario del nacimiento de Sor Juana Inés de la Cruz.

El 12 de octubre de 2002, recibió de manos del presidente del Frente de Afirmación Hispanista, el galardón que lleva el nombre de José Vasconcelos. A estos premios les podemos agregar también el Premio Nacional de Poesía y el Premio Nacional de Literatura que posee.

Carilda es una mujer de grandes pasiones, poetisa por definición, desde muy joven, se arriesgó y adelantó a los tiempos en los que se inició como escritora, escandalizando a la alta sociedad matancera de la época y muy especialmente a las autoridades religiosas. Cosa que consiguió gracias al alto contenido erótico de sus poemas.

Aunque también ha escrito y publicado versos con temática social, sus poesías mas conocidas son de de tema sensual y amoroso. A continuación te presentamos sus versos más famosos, un poema profundo y apasionado que lleva por nombre “Me desordeno, amor, me desordeno...”

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada;
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

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