

La ansiedad, como emoción básica de todo ser humano, forma parte de la condición humana. Es una actitud que la mente desarrolla para avisarnos de que algunas circunstancias no marchan como deberían y que podrían representar un grave riesgo para nuestra salud mental y física, por lo que debemos, cuanto antes, hacer cambios en nuestra conducta o en el medio directo que nos rodea y que la produce.
Su característica principal es que primero se manifiesta con una inquietud que, si no es atendida, puede dar paso a estados emocionales de gran desajuste como lo son los Ataques de Ansiedad. Muchos pueden ser los factores que originen estos episodios: acontecimientos personales, enfermedades, temor a animales o a las actitudes de determinadas personas. La ansiedad puede originar estados depresivos ante la impotencia de no saber combatirla.
Hoy quiero hablarles sobre la ansiedad que se origina por el maltrato doméstico. Este maltrato puede padecerlo cualquier miembro de la familia. Tanto mujeres, hombres como niños o niñas. Las voces de alarma se están levantando en todo el mundo y mucho en nuestro país por los terribles episodios, conocidos, de las diferentes formas de maltrato familiar, pero los que más alarman son aquellos que finalizan con el brutal asesinato de las mujeres.


Suele ser un círculo vicioso: mujeres que han sido maltratadas en su infancia, luego se permiten ser maltratadas por sus parejas u otros miembros de su familia. La violencia contra la mujer es una realidad inaceptable.
Tener una pareja maltratadora es muy traumático. Hay muchas formas de maltrato que se gestan durante las relaciones de pareja y que pasan desapercibidas por considerarse "normales" en una relación.
Así podríamos pensar que los celos son resultado de la preocupación por el otro, que los gritos son un enfado momentaneo, que las humillaciones son para hacernos entender o que las órdenes son para ayudarnos a tomar mejores decisiones y así sucesivamente. Y sin darnos cuenta, día a día nos vamos minando y caemos en una espiral de silencios, en la que no nos atrevemos a emitir la más mínima opinión o contradecir al otro porque tenemos miedo.
A esto le sumamos el que vamos perdonando las agresiones, por múltiples razones: compromiso ante el altar, la dependencia económica, la manutención de los hijos o sencillamente pensando que cuando se le pasa la molestia, se arrepiente. El maltrato es invisible para los demás y también para la mujer que vive aterrorizada.
La ansiedad, en estos casos, no es otra cosa que la consecuencia directa de como el organismo mental y físico reacciona ante este ataque. La ansiedad producida en estos casos no se combate con medicamentos o con los remedios de la abuela, sino con una fuerte acción para erradicar el mal que la produce: el maltrato de la pareja.
Todas las mujeres tenemos el derecho a ser felices y sobre todo a ser mujeres. La delicadeza y fragilidad física de la mujer no son debilidades, son condiciones naturales para ejercer ciertas funciones femeninas. Y no pueden seguir siendo vistas como características para ser aprovechables por la fuerza bruta de la pareja.


Si sufres de ansiedad y eres víctima de maltrato doméstico, no dudes en:
1) Pensar que si tienes un ataque de ansiedad, recuerda que es una manifestación física de una experiencia mental. Sentirás como si fueras a desmayarte, que el corazón se te acelera y se te oprime el pecho. Respira profundamente, intenta mantener el aire unos segundos y expúlsalo suavemente; así, hasta que sientas que vuelve la calma. La Ansiedad está en tu mente no en tus pulmones.
2) Intenta pensar y hacer algo diferente en ese momento, algo entretenido que te distraiga tu atención. Esto requiere mucho esfuerzo de tu parte pero redirige tu motivación.
3) Distraerse y conversar con otras personas suele ser de gran ayuda. Pero si ves que te supera acude inmediatamente al centro médico más cercano.
4) Tomar la decisión personal de combatir la causa real de la ansiedad. El término de una relación puede ser muy doloroso pero no es el fin del mundo. Lo superarás.
5) Buscar inmediatamente la ayuda y asesoría de un profesional. No sigas consejos de la calle. Un especialista te dará los tratamientos farmacéuticos y psicológicos necesarios.
6) Identifica las señales de violencia. No permitas que los niños presencien actos violentos. Busca la protección que sea necesaria. En tu localidad hay organizaciones dispuestas a ayudarte.El número 016, en el territorio español,está a tu disposición.
Tienes una vida por delante y todo el derecho a dirigirla a tu conveniencia. Disfruta, se felíz y mira siempre hacia adelante. Con tus esfuerzos podrás controlar y erradicar la ansiedad.
Día Internacional de la Mujer 2013
La violencia invisible…el maltrato psicológico
Este año, la ONU nos propone como lema: “Una promesa es una promesa. Momento de pasar a la acción y acabar con la violencia contra las mujeres”.
El tema de la violencia, no es nuevo. Es un problema antiguo, que hoy cobra un triste protagonismo. Lo más grave, es acostumbrarse a ello, y verlo como algo “normal”. La violencia adopta muchas formas, todas ellas abominables: venta de niñas como esclavas sexuales (25 millones de personas captadas por año, 2 millones de ellas, son niñas. OIT, 2011), matrimonios concertados entre hombres adultos y niñas, violencia de género: la mujer es apuñalada, lapidada, estrangulada, desfigurada con ácido, o quemada viva para “restaurar la honra” de su familia. Sufre mutilación genital (135 millones en el mundo), y en el mejor de los casos, es encarcelada dentro de un “burka”.
Por lo general cuando uno habla de “violencia”, se piensa siempre en la violencia física. Pero hay otro tipo de violencia. Una violencia “invisible”, coercitiva, constante, perversa y silenciosa… Tan silenciosa, que no tiene ni denominación… Cuando se produce en el trabajo se la denomina: “mobbing”. Cuando ocurre en los colegios: “bullyng”. Pero cuando transcurre en el hogar… el silencio es ensordecedor. Es tan estremecedor que casi no hay estadísticas, parece invisible, pero sus secuelas son devastadoras y duraderas en el tiempo…
La violencia, tiene un altísimo coste social, económico (menor participación en el mercado de trabajo, mayor absentismo, menor productividad, no empoderamiento, no ahorro). Frena el desarrollo, incluidos los ODM e impide la igualdad. Viola todos los derechos humanos más elementales, convirtiendo esta violencia que transcurre en el ámbito privado, en un problema público. Es un gravísimo problema social (1 de cada 3 hogares lo padece). Es la principal causa de muerte para mujeres entre 15 y 44 años, más que el cáncer o accidentes tráfico (OMS, 2011). Tiene proporciones de epidemia.
El maltrato psicológico en el hogar, en la vida cotidiana, nace de un abuso de autoridad, a la debilidad. Se basa en comportamientos perversos. El psicópata, es un experto en: controlar (espacio, mente, cuerpo, dinero), mentir, aislar, manipular, descalificar, insultar, mantener silencio, amenazar, intimidar (hasta con la mirada), acosar sexualmente, humillar, cosificar. Este acoso moral, daña la autoestima, paraliza, genera dependencia, miedo, culpa, silencio, vergüenza, sufrimiento descomunal, depresión, incluso suicidio. La fragilidad de la víctima es tal, que termina protegiendo y disculpando al maltratador. Por lo general lo sufren mujeres de todas las edades, clases sociales y culturales.
La construcción social de la desigualdad se aprende. Nadie nace discriminando o sometiendo a otro. Se aprende en el hogar, y se reproduce en las instituciones, en los medios de comunicación, en los libros, en la publicidad, en el lenguaje y en las leyes. Aquí radica la importancia de combatir/denunciar este “asesinato psíquico”, del ámbito privado que luego se expande y repercute en el público. Es la base del funcionamiento de la mafia y de los regímenes totalitarios (en Suecia, USA, Italia, Alemania y Australia, el acoso moral en la empresa es un delito). Es un tema tabú, que hay que desenmascarar.
Hoy por hoy, es imperioso reflexionar, identificar, denunciar y actuar.
Ojalá llegue el día en que no tengamos que recordar un Día Internacional de la Mujer…
Dra. Silvina Calvo Lamas.
silvicalvo1@yahoo.es