

Ahora bien, teniendo en cuenta lo que es una fístula y lo que son las fístulas perianales, es aquella conexión que existe entre un orificio externo que se encuentra en la piel del ano y un orificio interno, que se encuentra dentro del mismo.
Cuando se da un problema de fístula perianal, es debido a que una de las glándulas del conducto se llega a infectar y se produce por lo tanto un absceso, lo que sería una cavidad llena de pus. Estos abscesos, deben de ser drenados de forma quirúrgica, aunque algunos de ellos, puede darse el caso que se drenan de forma espontánea.
Si no se drenan adecuadamente, acabarán desarrollando lo que conocemos como fístula perianal o anal.
¿Qué síntomas tiene una fístula perianal?
Como se trata de una zona del cuerpo que es bastante complicada de examinar, una de las maneras más acertadas que tenemos para saber que tenemos una fístula perianal, es conocer los síntomas que manifiesta.
El principal síntoma, es el del dolor en la zona perianal. Si tenemos alguna dolencia bastante fuerte en esa parte, es importante que visitemos al médico debido a que probablemente, tengamos algún problema de fístula perianal.
Por otro lado, y para reforzar esta hipótesis, además del dolor que se produce, es habitual que exista una secreción de pus o de cualquier otro tipo de drenaje que cause un olor desagradable. Uno de los principales problemas que suelen suceder en este sentido, es que muchas veces el paciente no acude a la consulta del médico debido a que le suele dar vergüenza presentar este tipo de problema.
Esta vergüenza, se acompaña con que muchas veces estos dolores que se presentan, no suelen ser frecuentes si no que ocurren de forma ocasional, por lo tanto, terminan por aguantar durante aquellos días que lo pasan peor. Ni que decir tiene que esto es un grave error y además de que por supuesto, el problema no se va a curar por si solo, va a ir a peor.


¿Cómo puede ocurrir una fístula perianal?
Una fístula perianal puede ocurrir de varias formas. En primer lugar, lo más habitual es que se produzca debido a la obstrucción de una glándula, pero también es posible que ocurra debido a una lesión en una cirugía o una infección en la zona.
Independientemente de la razón por la que haya sucedido el problema, la obstrucción debe de vaciarse lo antes que se pueda a través de intervención quirúrgica, debido a que, si no se hace a tiempo, se corre el riesgo de que el absceso siga aumentando y que llegue a atravesar el músculo, tratando de alcanzar el exterior u otro punto de salida, como por ejemplo la vagina. En todos los casos, cuanto más tiempo pasemos con el problema, será peor.
¿Cómo se trata la fístula perianal?
Puede que resulte desagradable o desalentador, pero por desgracia, a día de hoy, no existe un tratamiento que no sea quirúrgico para acabar con la fístula perianal.
En este caso, los medicamentos nos pueden ayudar para tratar algunos de los síntomas que son propios de estas fístulas, como por ejemplo los dolores, pero lo único que van a hacer es retrasar la espera de lo inevitable. Las intervenciones que existen son variadas, dependiendo del tamaño de la fístula o del problema en cuestión. Independientemente del tratamiento, el cirujano se cerciorará de que no existe infección previa a la intervención, por lo que es probable que se administre antibiótico antes de la misma.
Dependiendo de la fístula, podremos llevar a cabo una fistulotomía, una intervención llevada a cabo con anestesia regional en donde se cortará la piel y parte del músculo del esfínter poniendo en plano el propio trayecto de la fístula para que esta, pueda cicatrizar desde dentro.
Por otro lado, si la fístula es más compleja, se podrá realizar una fistulectomía. En esta intervención, se llevará a cabo la reparación de los esfínteres colocando injertos en la zona y dependiendo de la situación del paciente, es posible que se llega a tener que instalar un ano artificial. En el caso de una fistulectomía, la herida será más grande y también la cicatrización será más lenta.