

El calor es un factor de riesgo
Para empezar, la exposición al calor es un factor de riesgo para las trabajadoras. A pesar de que nuestro cuerpo regula su propia temperatura, es mucho más eficaz generando calor cuando tenemos frío que disipando el mismo cuando la temperatura es abundante.
Sin embargo, también cuenta con sus propios mecanismos y es por ello que, con el exceso de calor, algunos signos son evidentes. Con el exceso de calor, se aumenta el flujo sanguíneo, por lo que la vasodilatación sanguínea es más elevada, llevando el exceso de calor corporal a la superficie del cuerpo, lo que sería la piel.
Un síntoma evidente de esto, es el sudor o la transpiración. Gracias al sudor, se produce una pérdida de calor sobrante. En este caso, es importante señalar que el sudor no enfría el cuerpo, si no que este se enfría cuando dicho sudor se evapora de nuestra piel.
Otro de los aspectos que tenemos que prestar atención en el sudor, es que, si se produce un exceso del mismo, se puede perder demasiado fluido y sal, por lo que el cuerpo para evitar esto lo detiene, aumentándose la temperatura del mismo. Los riesgos son palpables y es que se puede llegar a producir la muerte si se alcanzan los 41º de temperatura interna.
Así mismo, si fallan los mecanismos de disipación del calor, es cuando se producen los conocidos como golpes de calor, pudiendo ocasionar daños irreversibles y de nuevo, incluso la muerte. Es muy importante ser capaz de reconocer estos síntomas para poder actuar cuanto antes y avisar a los servicios médicos lo antes posible.
Debido a la gravedad de las posibles consecuencias es importante tomar las medidas de precaución necesarias, tales como tener un buen aislamiento térmico de las instalaciones, o evitar exponerse al sol en las horas de mayor calor entre otras.