

La interpretación de esta frase depende en gran medida de lo que entendamos por “gran hombre”. Solemos considerar al “gran hombre” de esta frase como aquél triunfador en lo social y lo laboral, que hace un gran trabajo mientras la mujer que hay “detrás” de él se encarga de las tareas domésticas para que el varón de la casa pueda concentrarse en su importante labor. Aquí es donde encontramos la interpretación machista del dicho popular.
Siguiendo esta línea, la expresión posiciona al liderazgo como una cualidad exclusivamente masculina, ciñéndose a una forma retrógrada y arcaica de entender la diferencia entre los dos sexos. Afortunadamente el papel femenino en la sociedad está evolucionando y adquiriendo nuevos valores. Ahora la mujer ha ganado espacio y respeto en el mundo laboral, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. No olvidemos, por ejemplo, que las mujeres ocupan menos puestos de dirección que los hombres.
El problema es que, además de abrirse camino en el ámbito laboral, la mujer suele ser también la encargada de llevar las cuestiones domésticas, por las que muchas veces se encuentra con una sobrecarga excesiva.
En estos casos, y entendiendo al “gran hombre” como un triunfador en lo laboral, puede hacerse realidad el dicho “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”. Muchas veces los grandes profesionales que admiramos alcanzan un alto puesto gracias a los cuidados y los sacrificios de sus esposas, que dedican su tiempo a aligerar la carga doméstica de ellos. La pregunta es cuándo dejará esta frase de ser una realidad y pasará a convertirse en un mito, cuándo dejará la mujer de encontrarse “detrás” y el hombre “delante”.
Fuente Imagen por paulacabildo