Desde hace años existen en el mercado las copas menstruales. Según un estudio científico realizado por la universidad de British Columbia (Canadá) con 110 mujeres demuestra que este objeto es muy eficaz y el 91% de las mujeres que lo han probado lo recomendarían frente a otros métodos de protección frente a la menstruación.

El rango de edad de las 110 mujeres se situaba entre los 19 y 40 años y habían utilizado anteriormente los tampones como su principal método de protección frente a la menstruación. Distribuidas aleatoriamente en dos grupos, en uno de ellos siguieron usando tampones y en el otro usaron la copa menstrual. Para la evaluación de los dos métodos se tuvieron en cuenta criterios como la comodidad, el costo, la ecología o la posibilidad de una infección vaginal.
Desde el punto de vista ecológico, la copa menstrual gana por goleada. Se ha calculado que en Canadá se produce un residuo de tampones y compresas de 771.248.400 productos anuales. Para España, con una población de 46 millones de habitantes, esto significa 3,11 millones de kg anuales de residuos, lo que implica que, durante 30 años, más de 93.567 toneladas de residuos en tampones y compresas se verterán al medioambiente.
¿Cómo funciona la copa menstrual?
La copas menstrual se introduce por la vagina un recipiente de un material antialérgico que recoge el flujo menstrual. No absorbe el fluído, sino que lo recoge protegiendo la flora vaginal. Cada dos horas se retira y se tira el líquido por el wc, se lava con un jabón neutro y se vuelve a colocar. Tiene distintas capacidades pudiendo encontrarlo de 10ml y de 32 ml de capacidad. Sus fabricantes aseguran que pueden durar hasta 5 años y tiene un precio aproximado de 24 euros tres unidades.
Otra solución ecológica para la regla son las compresas de tela
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