Suele ser provocado por infecciones y enfermedades de transmisión sexual, así como por falta de higiene. La buena noticia es que es muy fácil de tratar, os contamos cómo prevenir el olor vaginal.
Cada mujer posee un olor propio en su zona íntima, que puede variar dependiendo de los hábitos de higiene, la fase del ciclo menstrual, el tipo de anticonceptivo que se utilice, etc. Toda mujer debe reconocer cambios en su olor íntimo natural, para poder mantenerse alerta de cualquier problema en la zona.


Causas del Olor Vaginal
Existen muchas causas del olor vaginal que pueden provocar este malestar. En la mayoría de los casos el mal olor vaginal es provocado por una infección, y aunque la mayoría de las veces suele ser un problema leve, conviene acudir al ginecólogo para que haga un diagnóstico correcto y nos recete un tratamiento adecuado.
En casos graves, puede hablarse de afecciones como la tricomoniasis, una enfermedad de transmisión sexual que provoca irritación y un olor vaginal muy fuerte y desagradable; es necesario tomar medicación para acabar con este problema. Otra posible causa es la vaginosis bacterial, que altera el equilibrio bacteriano y se trata con antibióticos.
En otros casos este mal olor puede ser provocado por utilizar ropa demasiado ajustada, ropa interior de mala calidad, el uso de jabones perfumados, sudoración corporal, falta de higiene o ausencia de la misma.
La mejor forma de prevenir el mal olor vaginal
Vemos cómo la mejor forma de combatir el mal olor vaginal es tomando una serie de medidas. Por ejemplo, se aconseja usar ropa interior de algodón que deje transpirar la piel, y que no sea demasiado ajustada. Es recomendable también evitar las medias y pantalones demasiado ceñidos, y dormir con ropa interior cómoda y holgada.
Asimismo es importante mantener una higiene adecuada y diaria. Aunque también hay que tener en cuenta que es igualmente perjudicial el exceso de higiene en la zona vaginal, ya que esto desprotege la piel contra las bacterias. A la hora de lavar la zona debe hacerse con agua, evitando el jabón; en el caso de utilizarlo, tiene que ser uno específico para la higiene íntima.