La inteligencia emocional se define como la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos y emociones y los de los demás, y la habilidad que tengamos para conducirlos.


Esta capacidad para comprender y manejar los pensamientos nos permite utilizarlos para controlar las emociones propias y ajenas, aumentando nuestro autocontrol, confianza, impulsos, motivación y habilidades sociales fundamentales como la empatía.
Mejora tu inteligencia emocional
Conseguir llevar una vida equilibrada, siendo capaz de mantener a raya el estrés, el pesimismo, manejar con destreza las relaciones sociales, tanto en el trabajo como fuera de él…
La inteligencia emocional nos posibilita manejar las emociones de forma inteligente para utilizarlas en nuestro propio beneficio, obteniendo lo mejor de nosotros mismos y de los demás. Para poder alcanzar este equilibrio, debemos identificar en primer lugar nuestros pensamientos, sentimientos, comportamiento, miedos, deseos…
En definitiva, qué nos empuja a actuar como lo hacemos, entender cómo somos realmente. El segundo paso sin lugar a dudas es aceptarse y aprender a quererse a uno mismo, potenciar tus virtudes, y aceptar y tratar de mejorar en su mayor medida los defectos.
Si no estás conforme con la forma en la que te relacionas con otras personas o cómo enfrentas tus miedos y problemas, trata de cambiarla sin perder de vista tus principios, tus metas y lo que realmente te importa.
A su vez, busca el lado positivo de los pensamientos pesimistas respecto a ti y a los que te rodean, ya que al fin y al cabo son sólo eso, pensamientos que si quieres puedes sustituir por otros más optimistas.
Márcate unas metas y alcánzalas paso a paso, verás que los obstáculos que antes veías para llegar a ellas no eran imposibles de superar.
Además, trata de escuchar y comprender los sentimientos de tu familia, amigos, compañeros de trabajo, etc., para poder tener una mejor relación con todos ellos, relaciones sociales más saludables y mayor competencia en el mundo laboral.