

El tiempo parece que se escapa de nuestras manos irremediablemente y nos ofrece la posibilidad de ser espectadores directos de cómo nuestros pequeños se desarrollan física e intelectualmente desde que los traemos al mundo con toda nuestra felicidad, alegría e ilusión hasta que se marchan del hogar para llevar una vida más independiente. Es, en ese entonces, cuando la nostalgia se apodera de nuestro corazón y las ganas por volver a verlos se incrementan hasta límites insospechados, intentando tender los lazos que una vez nos unieron.
El desarrollo de nuestros hijos
Todavía recuerdo cuando mis hijos a los tres años se presentaban como auténticos duendecillos, colmados de fuerza y energía, una vitalidad que les llevaba a interesarse en todo momento por el juego y la actividad. ¡¡No paraban quietos en casa!! A esta edad empiezan a comprender las palabras y la construcción de oraciones, algo que nos lleva a cambiar nuestra forma de comunicarnos con ellos.
Desde el punto de vista educativo, y para conseguir que nuestros hijos nos entiendan, lo que hemos de hacer es lanzar frases afirmativas para que de esta manera lleguen a comprender el mensaje que les queremos transmitir. En este sentido, en lugar de colocar un "no" delante de nuestras frases o expresiones, cambiamos la construcción de la misma por otras palabras que excluyan dicho término. Desde el punto de vista cognitivo, la palabra "No" aparece en su lenguaje a partir de los tres años. Así, por ejemplo, en lugar de decir, "no tires las cosas al suelo" es mejor optar por expresiones como por ejemplo "guarda tus peluches en la habitación". Al ser mucho más receptivo ahora que en años anteriores, comprenderá que los padres nos ponemos contentos cuando respetan lo que les decimos, hasta el punto de que sentirán la necesidad de repetirlo.


A pesar de que su capacidad para razonar se verá mucho más evolucionada a partir de los 5 o 6 años de edad, todavía hemos de ayudarle a que pueda verbalizar los efectos colaterales que puedan conllevar determinadas acciones. El niño tendrá edad suficiente para entender la finalidad y la razón de las cosas, no has de preocuparte en este sentido.
Este tipo de tareas a partir de esta etapa de su vida son beneficiosas simple y llanamente porque se mostrarán más disciplinados a la hora de poner en marcha determinadas actividades, llegando a comprender e interiorizar mucho mejor el respeto y validación por parte de sus progenitores, aprendiendo así a ser más obedientes.
Cambios en su desarrollo
No obstante, hemos de tener en cuenta en todo momento que son niños y que están en proceso de desarrollo, de cambios, tanto a nivel intelectual como físico. En este último caso, puede darse la situación de que los más pequeños no logren controlar sus deseos de orinar durante la noche, un proceso que se denomina incontinencia infantil, algo que hoy en día experimenta una cantidad considerable de niños en nuestra sociedad. En este sentido, es probable que su organismo todavía no haya madurado lo suficiente como para tener la capacidad de retener la orina.
En nuestras manos, tenemos la posibilidad de ayudarle a que no se vea humedecido por las noches ni viva esta molesta situación, tanto para él como para los que le cuidamos y protegemos. Para ello, podemos disponer el orinal cerca de su cama en aras de que no se vea en la obligación de desplazarse hasta el baño. También es importante que no beba mucho agua ni cualquier otro líquido antes de irse a la cama o recordarle que cuenta en todo momento con nuestro apoyo y cariño.
A lo largo de todo este proceso de aprendizaje hasta que alejan el pañal de su siesta nocturna, podemos hacer uso de calzoncillos y braguitas absorbentes como los que nos acercan desde DryNites®, que ayudarán a que el pequeño duerma seco y seguro.


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Uno de los mayores regalos que nos otorga la vida está relacionado con poder contemplar los cambios que van experimentando nuestros hijos desde que son tan solo unos bebés hasta que se hacen mayores. ¿No os parece?