Cómo controlar la soberbia

Lejos de ser una virtud, la soberbia es uno de los peores sentimientos que podemos tener. Se trata de un orgullo desmedido que hace que las personas con este carácter desprecien a los demás, creyéndolos inferiores y provocando su propio aislamiento e infelicidad. Por esto es importante aprender a controlar la soberbia.

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martes, 2 abril, 2013
soberbia

El nivel de autoestima de estas personas es clave para determinar su actitud, pues en la mayoría de estos casos suele esconderse una grave falta de autoconfianza que tratan de compensar aparentando ser inmejorables en muchos aspectos. Por ello, en el caso de que deseen cambiar deberán comenzar por trabajar este aspecto.

Para lograr controlar la soberbia el primer paso es averiguar de dónde puede surgir este sentimiento de inferioridad y el por qué lo disfrazamos de arrogancia y altanería. Deberemos esforzarnos por conocernos realmente a nosotros mismos, sin ningún tipo de máscara ni autoengaño, para saber cómo podemos mejorar este problema de autoestima.

Una vez reconocido este problema tenemos que concienciarnos de algo que quizá hasta el momento negábamos, y es que la humildad vale mucho más que el orgullo. Esto no quiere decir que lo correcto sea dejarnos pisotear ni humillar por los demás, sino que tenemos que mantener una postura de modestia por la que estemos dispuestos a reconocer nuestros errores, así como a valorar las virtudes de las otras personas.

De esta forma lograremos ganar su simpatía, haciéndonos más llevadero el día a día y beneficiándonos de su compañía. Hay que tener en cuenta que el contacto emocional con los demás es algo fundamental para conocernos a nosotros mismos y corregir nuestros defectos. Por ejemplo, conversar con ellos y admitir las críticas justificadas que nos puedan hacer nos ayudarán a mejorar nuestro carácter. De lo contrario, viviremos siempre en la ignorancia de creer que somos perfectos.

Lo más complicado de todo este proceso es admitir nuestra soberbia, pues este tipo de personas no suelen reconocer sus propios defectos. Es muy necesario, por tanto, establecer una auténtica voluntad de cambio, y si es necesario, acudir a un profesional que pueda ayudarnos a mejorar nuestro carácter; desde luego, iniciar este camino nos aportará innumerables beneficios.

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