

La relación entre la alimentación y el sexo ha estado siempre presente. Todos hemos oído hablar alguna vez de sustancias , bebidas o alimentos afrodisíacos.
La verdad o no del mito, ha sido largamente discutido a lo largo de la historia. Potenciar nuestra sexualidad a sido una constante búsqueda durante siglos y, aún hoy, seguimos creyendo en ellos. El origen de la palabra "Afrodisíaco" proviene de hace más 5000 años del nombre "Afrodita", la diosa del amor para los griegos.
No existe un alimento milagroso. El hecho de que una persona afirme que una sustancia le "funciona", responde simplemente a la creencia personal en que es así. Pero sí existen sustancias que debido a sus propiedades pueden llegar a potenciar el deseo.
Por ejemplo, el zinc está relacionado con el aumento del deseo. Por ello, los alimentos ricos en zinc, como las ostras, el salmón y el pescado, producen en nuestro organismo una subida de la líbido.Una copa de vino, tomada con moderación, produce sensación de calor y, por tanto, incentiva la situación.
El chocolate es otro alimento al que siempre se le han dado poderes afrodisíacos. Lo cierto es que es un gran revitalizante que combate la fatiga, por lo que aumenta el rendimiento sexual. De esta forma, cualquier alimento reconstituyente o estimulante, como puede ser el té, el café, el gingsen o la miel, producen mejoras en la actividad física.
La mente y la imaginación también tienen mucho que ver en cuanto a afrodisíacos se refiere. Estimular los sentidos con una cena romántica, buena compañía y un poco de imaginación puede llegar a favorecer nuestra sexualidad. Pero realmente jugaremos más con nuestra cabeza que con los supuestos efectos de los alimentos que preparemos para nuestra pareja. La mente es el más poderoso afrodisíaco.